miércoles, 15 de diciembre de 2010

Antes



Antes, cada vez que escuchaba su nombre volar por las ondas del sonido hasta llegar a sus oídos, volteaba lenta y pausadamente. En esos segundos que demoraba en voltear, esperaba que la persona que la llamaba se acercara a ella. Le gustaba mirar directamente a la persona al hablar, adivinar lo que los ojos decían cuando las palabras callaban. Creo que nadie fue nunca capaz de mentirle, no a esos ojos.

Antes, su pelo se movía al ritmo del viento. Pero no de una manera desordenada y sin armonía, sino con esa rebeldía de las puntas no queriendo seguir al resto del largo de su pelo. Solía andar con cola, aunque la tuviera por poco tiempo pues se la soltaba al instante. A veces pensaba que era un plan que ella tenía para robarle el corazón a aquellos despistados por su hermosura, a aquellos que esperaban para contemplar cómo cada uno de todos sus pelos se liberaban.

Antes, cuando sonreía, sus ojos brillaban más que el Sol, más que la Luna en una noche completamente despejada. Brillaban más que las luces de todas las estrellas juntas y cegaba a quien no estuviera acostumbrado a tal intensidad de luz. A su lado, todos los días parecían verano. Es por eso que creo que paraba rodeada de muchas personas y cada una de ellas compitiendo por quién la hacía sonreír más. Recuerdo que una vez fui yo quien ganó.

Antes, su risa era reconocida por todo quien la conociera. Esa perfecta combinación de notas que comprendían la melodía de su risa, era inconfundible. Sabías que habías llegado al lugar correcto con tan solo escucharla reír. Lo sabías y lo confundías con el cielo. Creo que jamás aprendí tantos chistes y bromas en mi vida, todos saben con qué fin.

Estaba enamorado de ella.

Antes, ella estuvo entre mis brazos mientras dormíamos.

Antes, ella estuvo entre mis brazos mientras se desangraba luchando por su vida.

Ahora…

Ahora, ella ya no está conmigo.

Walking around



Es un nuevo día y ella recién cierra los ojos. El sol la obliga a cerrarlos. “Tienes que dormir”, le dice a través de su pequeña ventana. Los rayos de luz han entrado a la habitación iluminándola por completo y ella solo piensa en dormir. No es que tenga sueño, pero no puede imaginar que haya pasado toda la noche despierta pensando en eso. Tiene qué dormir.

Dos horas después se levanta. Dormir ha dejado de ser una opción. Eso ha llegado a invadir su sueño y lo ha convertido en pesadilla. ¿Qué hacer ahora para no pensar en algo así?

Pide consejos:
Sal a caminar.
- Anda al cine.
-  Escribe.
-Toma algo.

“Ése. Ése último es el consejo indicado.” Se había quedado dormida con la ropa puesta así que no necesitó cambiarse para salir. Caminó pocos pasos hasta llegar a la licorería que quedaba en la esquina de su calle. “Dame un pisco, hoy me siento peruana”, le dijo al encargado. En seguida lo guardó en su bolso. Éste solo contenía un vaso pequeño que había cogido antes de salir, sus llaves, su celular y un monedero que casi no usaba.

No sabía exactamente hacia dónde ir. Afuera de la licorería, abrió la botella, sacó el vaso y se sirvió un poco. Se lo tomó de golpe y decidió caminar sin rumbo.

Ella creía un poco en las casualidades, en las señales y el destino. “Cuando uno no busca, encuentra”, pensó.

Caminó por la larga avenida hasta que se dio cuenta que estaba yendo de frente. Así iba a saber exactamente en dónde iba a terminar. Dobló a la izquierda y se metió en el laberinto de callecitas del distrito. De frente, izquierda y luego derecha unas tres cuadras e izquierda otra vez.

Mientras caminaba iba tomando el pisco que había comprado. Paraba, se servía y se lo tomaba. Después de varias cuadras, este procedimiento se volvió muy tonto y agotador. Decidió aplicar la ley del mínimo esfuerzo y tomar del pico de la botella.

Caminar y tomar, emborracharse en movimiento. Aquella acción la ayudaría a olvidarse de eso, aunque sabía que ésa no era la forma adecuada de hacerlo. Pero no le importaba, puedo decir con seguridad que ya no le importaba nada. Ni eso ni ninguna otra cosa más, nada.

“Olvidar, es el fin de este día”, le dijo a la persona que pasaba a su lado. Era un hombre solitario, se le notaba en los ojos. Había dado un pequeño salto al escuchar a la extraña hablarle, un sobresalto producto de la sorpresa y el olor a licor que desprendía la desequilibrada joven. Siguió de largo, él sí sabía a dónde iba.

Ella se río. Creo que en ese estado cualquiera comienza a reírse solo. No sé que habrá estado pensando, sus pensamientos se volvieron confusos y borrosos luego de beberse casi más de la mitad de la botella.

Estaba perdida, pero ella no lo sabía. Seguía caminando esperando llegar a algún lugar o encontrarse con alguna persona. El destino siempre fue tan cruel con ella. Siempre esperaba y el destino no le traía nada. Sólo eso y hubiera preferido no recibirlo nunca.

Ha dejado de reírse, creo que ahora está un poco molesta o se ha dado cuenta que no tiene idea de dónde está. Levanta la mano y pide un taxi. Le dice que la lleve a Miraflores. “Al puente Villena, por favor”. Le entregó un billete de 50 y el taxista ni se cuestiona el destino.

Las luces que pasaban a gran velocidad por su ventana formaban imágenes que la llegaron a marear. “Pare”, le dijo al conductor. “¡PARE!”, gritó. De un golpe abrió la puerta y sacó la cabeza mirando hacia el sucio suelo. Ella lo ensució aún más, dejando allí lo poco que había comido durante el día. Cerró la puerta, se limpió la boca y continuaron el camino.

Cuando llegaron, ella le agradeció al taxista por la cortesía. “Gracias por no ser un asesino-violador”, le dijo cerrando la puerta detrás de ella. El sol ya empezaba a ocultarse, verlo desde allí era casi increíble. Pero ella no observaba el atardecer, miraba los carros pasar por debajo del puente, tan rápidos.

Levantó la mirada, llegó a ver el último segundo naranja en el horizonte antes de dar media vuelta y caminar por el malecón. Pasó por el Parque del Amor y aceleró el paso. El mismo nombre hacía que odiará aún más ese parque.
Al cruzarlo, su ritmo volvió a la normalidad.

La botella de pisco ya se había terminado y la había botado en uno de esos tachos que se parecían al personaje de La Guerra de las Galaxias. Le había provocado un vino, con la brisa del mar siempre llegaban esta clase de antojos. La nostalgia.

Eso se comienza a insinuar en su memoria.

Lo único que recordaba a esa hora era el vino que solía tomar en el malecón años atrás. Malas costumbres de escaparse de su casa en la madrugada para encontrarse con él, que la esperaba con la misma botella en la mano en el parque de siempre.

Mientras se acercaba al sitio donde solían sentarse, todo comenzó a darle vueltas. Cayó sobre el pasto húmedo y una fría oscuridad la envolvió.

No sabe cuánto tiempo pasó hasta que volvió a abrir los ojos. Estaba echada, envuelta entre sus sábanas y con la misma ropa del día anterior. Su bolso estaba tirado a los pies de la cama. No tenía idea de cómo llegó hasta allí. No recuerda nada.

Piensa que tal vez fue un sueño, pero… Levantó la mirada hacia su escritorio y vio una botella de vino, la etiqueta le resultaba tan conocida pero no sabía de dónde.

¿Habría estado ahí él, en el mismo lugar de siempre, esperando? Parecía algo imposible, hacía tiempo que él se había marchado lejos. Hace tiempo que él ya no estaba aquí.

Era algo imposible y no lo creía, bajo ningún motivo, cierto. Aunque no llegaba a comprender o recordar del todo lo que había sucedido el día anterior, se levantó de la cama con decisión.

“Parece que llegué a encontrar algo sin buscarlo”, dijo. Y se terminó lo que quedaba de la botella de un solo trago.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Fuera




Ahora te siento más lejos
Como cuando la punta de tu pelo
extraña la punta de mis pies.

Estoy cansada de no estar contigo




No me gusta el café, pero no sé por qué razón siempre voy a la cafetería a dos cuadras de mi casa. Empecé a ir porque necesitaba un lugar tranquilo donde trabajar. Llevaba mis papeles y la computadora; compraba un jugo y algo para comer, pero nunca café. Es un poco ilógico que mi aborrecimiento por éste se vuelva después en mi ilusión.

Fue un día cualquiera, un día que yo me encontraba ahí como siempre. Era un jueves. Concentrada en terminar la presentación de un trabajo, solo le había prestado atención a la pantalla de mi computadora. Tenía una fecha límite y faltaba mucho por hacer. Fue en ese momento, de tensión y confusión, que tu reflejo apareció en mi pantalla. Todas mis preocupaciones parecieron desaparecer.

Te habías sentado atrás mío. Con tu vaso de café en una mano y mi libro favorito en la otra. Si es que algunos piensan que el amor a primera vista no existe, es porque nunca te vieron, no de esa forma.

Me quise concentrar de nuevo en mi trabajo, pero fue en vano. Habías capturado mi total atención. Mis pensamientos parecieron disolverse en tu reflejo. Tu pelo desordenado, tus ojos perdidos, tus labios. Tus dedos al pasar las páginas del libro, tu mano acercando el vaso hacia tu boca, cómo tomabas el café y cómo en tu cuello se notaba la trayectoria. Y cómo de la nada levantaste la mirada y tus ojos se quedaron viendo directamente a mi pantalla, directamente a mí.

Reí, pues no sabía que otra cosa hacer. Me habías descubierto contemplándote, admirándote, - me arriesgaré y diré también-  enamorándome. Tú sonreíste  y continuamos cada uno con lo suyo. Tú con tu lectura, yo con mi trabajo; aunque era casi imposible.

Al no poderme concentrar, decidí que lo mejor sería acercarme a saludar. Es algo que no suelo hacer, pero… ¿Nunca has conocido a alguien que te quita el aliento, que te invade en los sueños?
Con la excusa más típica empecé la conversación.

-          ¿Tienes encendedor?
-          No, lo siento. No fumo.
-          Bueno,  no importa…  ¿Mario Bendetti?
-          Sí, La Tregua,  me encanta.
-          A mí también– y una sonrisa se dibujó en ambos rostros.

Me invitó a sentarme y acepté. Conversamos un largo rato y encontramos muchas cosas en común. El libro, la música, el arte, el cine… Perdí la noción del tiempo y recordé que aún tenía trabajo por terminar. Le agradecí por la conversación y me disculpé pues, lamentablemente, me tenía que ir. Me preguntó:
-          ¿Te puedo llamar un día de estos?

Le respondí escribiendo en un pedazo de papel mi número con mi nombre, alcanzándoselo con una sonrisa y él recibiéndola con otra.

No pasaron más de 2 días cuando recibí su llamada y una invitación para salir. Mientras sentía como toda la alegría invadía mi cuerpo, un recuerdo irrumpió mi mente. Me senté y me pregunté si salir con éste chico, “el chico de mis sueños”, era lo más correcto por hacer. Ser infiel y salir con él. Ser desleal y salir con él.
Como si adivinara lo que ocurría dentro de mi mente, recibí la llamada de quién ocupaba mis pensamientos en ése preciso momento. No el “chico de mis sueños”, recibí la llamada del “chico de mi realidad”. Me sorprendí pues no sueles llamar a esa hora.

Llamabas para preguntar cómo estaba, sentías que algo andaba mal. Sentías que había decidido no esperar. Te conté lo que había pasado, de todo lo que hablé con el chico de la cafetería y que íbamos a salir. No podías creerlo y las últimas cinco palabras que lograste decir retumbaron dentro de mí el resto de la noche.
-          Un sin sabor nada más.

Un sin sabor.

Muchas veces nos confundimos con la ilusión. Muchas veces nos dejamos llevar por esos impulsos incorrectos. Por las noches me sigues haciendo falta. Sé que estás lejos, que me extrañas como te extraño yo.
Y es que realmente, estoy cansada de no estar contigo.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Moon



La noche es tan diferente a la mañana, aunque solo existan pocas horas de diferencia. Esta noche no he sido capaz de devolverle la sonrisa a la Luna.

lunes, 25 de octubre de 2010

Tengo sueño

Pero no quiero soñar contigo. 


Continúo buscando la verdad en tus palabras, pero
solo encuentro pesadillas de madrugada.
Y aún quedan noches enteras para descubrirte.

Aún quedan noches enteras.

Creía ser fuerte



No hay forma de vencer la inexplicable necesidad de tenerte, y no.

¿?





No entiendo por qué mis rodillas tiemblan, si no hace frío ni estás cerca.

sábado, 9 de octubre de 2010

*





Parece que cada vez que la tristeza es dueña de mi piel, tus brazos se esconden detrás de tu espalda. Necesito un abrazo y tú no puedes dármelo.

Hace tiempo que mis sueños dejaron de ser tuyos. Es hora de que mis manos, mi cuello, mis labios también dejen de serlo.

Imaginando posibles escenarios



...en mi mente donde apareces y estás, por fin, cerca de mí. Imaginando que tus palabras son mucha más que eso. Imaginando que lo que dices, lo dices en serio. Imaginando, pues imaginar no cuesta nada. Imaginando pues es tan solo un sueño.


Despierta.

Quiero



...la perfecta combinación de imperfecciones que posees.

martes, 5 de octubre de 2010

Ya no lo necesito


A las 4:00am, ella caminaba sola por una calle un tanto peligrosa. Se miraba las manos, decepcionada. No había nadie que a esa hora quisiera entrelazar sus dedos con los de ella,
desde el pulgar hasta el meñique.

No quería regresar la mirada hacia donde él se había quedado. Entre vasos y copas llenas de alcohol, entre besos y abrazos de despedidas.

Caminaba sola y no volteaba la mirada para ver si él había reaccionado y había salido corriendo a buscarla.

“Muy bueno para ser cierto.”, se decía mientras las lágrimas seguían  su ya conocido recorrido cuesta abajo.

Tambaleaba un poco, perdía el equilibrio por momentos. A esa hora el alcohol ya era dueño de todo su cuerpo. Es claro que ella tampoco pensaba claramente en lo que hacía, pero la cólera de la decepción le  ganaba a la cordura.

Caminaba sola, mantenía la mirada al frente por más que quisiera voltear. Sabía que ya era tarde, muy tarde como para que él se arrepintiera de haberla dejado ir.

Las lágrimas nublaban su vista, pero era incapaz de levantar sus solitarias manos en busca de claridad. Cualquier movimiento era una tentación a ver lo que sucedía a sus espaldas.

Mientras caminaba trataba de recordar cómo había llegado a estar en esa situación. Cómo se había dejado llevar de esa forma hasta llegar al punto de no reconocerse a sí misma.

Sola, caminando y con la mirada al frente tomó la decisión más importante de todo ese día.

“Ya no lo necesito.”

Y sonrió. 

Por fin las alas de libertad se abrieron y dolió un poco por la falta de costumbre que tenía al volar, pero vale la pena superar-lo.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Ya te extraño



Tus labios saben a otro.

Fue lo primero que me dijo luego de saludarnos con un beso. No podía negarlo, mis labios sí sabían a otro. La noche anterior había salido con un chico y en un intento desesperado por olvidarlo, cedí a los besos sabor a alcohol que me daba.

-          Sí.
¿Por qué?
-          El alcohol decidió por mí.
Excusas.
-          Para olvidarte, dije agachando la mirada, no podía verlo a los ojos.
¿Aún me quieres?
-          Te mentiría si te dijera que sí, te mentiría si te dijera que no.
¿Qué quieres decir?
-          Que no sé, que no estoy segura. Que desde que te conocí vivo entre dudas.
Yo te quiero
-          Yo…                       Un suspiro.        Callé.
Mejor no digas nada.
-          Es mejor que me vaya entonces.
Te perdono.
-          Tu perdón es lo menos que necesito de ti ahora.

Perdón era lo menos que necesitaba de él en ese momento. Quería olvidarlo y no recordarlo. Olvidar sus palabras, sus tibias manos, sus ojos. No sé si un beso con un desconocido me ayudaría con la confusión de no saber si lo quiero o no.  

-          No sé, no estoy segura de nada.

Me di la vuelta, lentamente. Tenía la ligera esperanza de que, en un acto desesperado, me cogiera del brazo para detenerme, para no irme.
No pasó así. Al no sentir en mi brazo, que se había quedado atrás esperando, el tacto de su mano, seguí caminando. Una o dos o tres o tal vez más lágrimas fueron cayendo en el camino hasta salir por la puerta. Sabía que una vez fuera, sería la última vez que lo volvería a ver.


miércoles, 15 de septiembre de 2010

Amantes bajo la Luna



"Y si reía le daba la Luna."
Fito Páez


Hoy salió la Luna, hace tiempo que no lo hacía. Pienso que la Luna decide salir para iluminar a aquellos enamorados que escasean en la ciudad. Imagino que ellos la ven, la admiran y no están parados con la cabeza en alto –como yo.

No, ellos están echados. Tal vez en la playa, en el parque o en algún lugar secreto que solo ellos dos conocen. Lo más probable es que estén abrazados. Lo más probable es que la Luna sea una excusa perfecta para poder robarle un beso a ella, que observa la Luna casi sin pestañar. Se ha quedado hipnotizada por el misterio de su belleza.

Él ya no observa la Luna, la observa a ella. Su pelo largo que brilla imitando a la Luna, aunque para él es la Luna queriéndose parecer a ella. Observa sus labios perfectos que por momentos se mueven discretamente, como si quisieran decir algo.

Ella, con su vestido blanco, echada sobre su pecho, se  parece a como la Luna sería si fuera mujer. Tal vez hasta más hermosa.

No podía no mirarla. Ella lo había hipnotizado con su belleza. No podía evitar imaginarse un futuro a su lado, una vida perfecta con su compañía. Ansiaba despertar a su lado cada mañana, abrir los ojos y verla dormir.

Se había perdido en el sueño de pasar la vida entera con ella, cuando sus labios dejaron de moverse discretamente y escuchó su voz. Como le encantaba cuando hablaba, cuando sus labios se movían y su voz cantaba cuentos, ideas y consejos que él necesita. Él la necesitaba.

Quería acercarse y robarle un beso, pero no quería interrumpirla. Quería acercarse y unir nuevamente sus labios con los de ella. La abrazó más fuerte para que ella adivinara sus intenciones.

Ella continuaba hablando sin dejar de observar la Luna. Relataba la historia de cómo se conocieron. Él guardaba un secreto de ese día.

No podía resistirse. El ambiente era el indicado para decirle lo que sentía, para robarle un beso a la luz de la Luna.

La interrumpió. Le confesó que era ella su sueño hecho realidad, la mujer perfecta para él y que lo supo desde el primer día en que sus ojos la vieron llegar.

Ella había dejado de ver la Luna, había cambiado la perfección de su luz por la perfección de sus palabras. Ahora era ella la que no podía dejar de mirarlo. Ahora era ella la que observaba sus labios.

Mientras ella había estado observando la Luna había pensado todo lo que ahora él le estaba diciendo. Sus ojos brillaron al darse cuenta que los dos sentían lo mismo.

Hoy salió la Luna, hace tiempo que no lo hacía. Pienso que la Luna decide salir para iluminar a aquellos enamorados que escasean en la ciudad. Probablemente sean muy pocos los que ésta noche se hicieron promesas entre besos.

O quizás la Luna decidió salir hoy para iluminar a una pareja en especial. A esas dos personas que se encuentran echadas observando la Luna. Ella sobre su pecho, entrelazados de piernas y prometiéndose entrelazar todo lo que exista por entrelazar.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Era perfecta




Era perfecta. Una noche perfecta. Después de varias noches nubladas de invierno había salido la Luna, pero no estaba sola. Una pequeña estrella la acompañaba en la extraña noche despejada.
A ella le encantaba la Luna. Había decidido salir a caminar, una noche como ésta era imposible de perdérsela. Había que disfrutar de algo tan inusual, de algo tan brillante. Un baño de luz de Luna.
Era una noche perfecta. Sola, la acompañaba solo sus pensamientos. Observando la Luna, admirándola.
Era una noche perfecta. En pasado. Ya no lo es.
El teléfono sonó de improviso. Era él. La llamaba porque habían quedado en verse horas atrás pero una vez más él cambió los planes. C ya estaba cansada, no quería ser la segunda opción de su noche. No otra vez.
“Estoy ocupada.”, mintió con descaro.
“¿Qué haces?”, preguntó con insistencia.
“Estoy caminando, la Luna decidió salir hoy.”
“Es una noche perfecta, ven”, P sabía que con frases así ella caía, volvía a ser la misma de siempre, la que aceptaba que la tratara como segunda opción de su noche. Pero no resultó como P pensaba. C había cambiado mucho en la última semana, desde que todos los conflictos innecesarios con P comenzaron.
“Era una noche perfecta”, dijo C, más decidida que nunca. Quería olvidarlo, alejarlo. No quería volver a saber de su existencia. No quería saber más de sus iniciales acompañadas por las estrellas.
C sabe que su nueva actitud no duraría mucho. Sabe que llegando a casa todo lo dicho, todo lo reflexionado, todas las nuevas teorías pensadas, todo se iría a la basura. Lo olvidaría todo. Lo recordaría a él.
C estaba decidida en sacar a P de su mente. Pero lo que C ignoraba es que sacarlo de su mente no era lo mismo a sacarlo de su corazón. Como era de esperarse, llegó a su casa y su decisión duró 5 minutos.
“Me estoy desquitando contigo, todo anda mal conmigo. Lo siento, no es excusa, no es tu culpa”, le escribió entre lágrimas.
La C de siempre había regresado.
¿Qué pudo hacerla cambiar de opinión? ¿Qué pasó por su mente para que, de lo decidida que estaba cambiara repentinamente a la inseguridad de sentirse abandonada, sabiendo la desilusión que le había causado por la decepción?
El amor es bipolar.

domingo, 22 de agosto de 2010

Invierno


El invierno te deprime, te bajonea. Son las mañanas frías, el cielo gris, las veredas mojadas, el exceso de ropa. Los charcos de agua en las esquinas, la humedad, los resfriados. La flojera. Las gotas de lluvia acumuladas que caen y te hacen pensar que un pájaro te caga en la cabeza. El sentir el frío en los huesos; las manos y los pies helados. El esfuerzo extra de la necesidad de cubrirte y recubrirte. La flojera. Salir de la ducha caliente a un frío terrible. La depresión y las consecuencias que ésta conlleva. Los peores sentimientos se agudizan: la nostalgia, la melancolía. Extrañas más al que está lejos, al que no está a tu lado, al que te invade y recuerdas en sueños. El invierno te deprime, te bajonea. El invierno te caga en la cabeza.

domingo, 8 de agosto de 2010

Te extraño


Suelo extrañar de más,
y no sé que tan bien o
que tan mal eso sea.

Suelo extrañar y punto.
Añorar aquellos días cuando
seguías en Lima.

Extraño. Extraño. Extraño.
Y fue así como comenzamos,
siendo dos completos extraños.

Extraño. Extraño. Extraño.
Y es que te extraño tanto.

Cómo olvidar: nadie sabe,
nadie puede.
Cómo evitar recordarte.

¿Cómo?, si te extraño.
¿Cómo?, si no te olvido.
¿Cómo?. si te recuerdo.

Inventemos,
todos los que extrañamos,
una solución a este gran problema.
Inventemos de una vez,
para evitarnos ésta pena.

Pues las lágrimas ya no
desahogan y los sueños
ya no te mantienen cerca.

viernes, 9 de julio de 2010

Te importaría




Te importaría si te dijera que soy torpe en ciertas cosas, que suelo tropezar al caminar y mis codos golpear. Te importaría si en ocasiones no se entiende lo que digo, que me enredo y tartamudeo. Y si tengo mala memoria y fechas importantes olvido. Y si soy floja y constantemente me aburro. Te importaría si te digo que no sé cocinar, que no sé nada de vinos y que prefiero un Cartavio Black. Que canto en la ducha pero no sé cantar o que no soy para nada fotogénica. Te importaría si te digo que mi risa es fuerte y escandalosa, que no la puedo controlar; y que a veces los nervios me ganan y me río igual. Y que si por momentos me deprimo, me dejo llevar y una lágrima puedo derramar. Te importaría si te digo que me ilusiono sin razones, que invento fantasías para alejarme de la realidad. Te importaría si te digo que prefiero escuchar y observar. Que me pierdo contemplando pequeños detalles y me distraigo. Que no presto atención o que me desconcentro sin razón. Y que soy despistada y olvidadiza. Te importaría si te dijera que las películas de terror me asustan y que en las noches, antes de dormir, siento miedo. Te importaría si la mayoría de mis amigos son hombres y que a todos los quiero. Y si te digo que me encanta mi cama y dormir hasta tarde. Y si descubrieras todos mis defectos. ¿Te importaría y me dejarías?
- No, no me importaría… y nunca te dejaría.
Porque me gusta cuidarte y engreírte. Porque es divertido intentar entenderte, es todo un reto. Porque lo que olvides yo te lo recuerdo. Me encanta divertirte y cocinarte. Y no importa lo que tomemos sino compartirlo contigo. Porque me encanta que cantes y tus fotos de imprevisto. Y tu risa… tu risa me da risa. Porque en los momentos que te deprimas yo estaré ahí para secar tus lágrimas. Que yo soy tu ilusión... fantaseemos juntos. Porque me encanta que te des cuenta de esos pequeños detalles que nadie ve, que te distraigas, que seas despistada. Porque me encanta que tomes fuerte mi mano cuando te asustas y porque me encanta abrazarte para hacerte sentir segura. Y tus amigos… si tú los quieres, yo también los quiero. Porque me encanta que las mañanas sean eternas a tu lado. Y tus defectos… son tus defectos lo que te hacen perfecta.

sábado, 22 de mayo de 2010

Descalza


Quiero quitarme los zapatos y caminar descalza. Sentir el frío del suelo, de la tierra, de la arena. Caminar descalza por la orilla del mar y sentir el frío del agua cuando toque mis pies. Sentir ese frío para sentir que vivo, que existo, que soy, que vengo y que doy; y que también recibo, que tengo y no, que quiero y amo, que es correspondido y no.
Caminar así, para sentirme libre. Sin ataduras ni dependencias. Libre y real. Y en esa libre realidad encontrar la felicidad. Y en esa real libertad aprender a amar.
Solos nos conocemos mejor. Solos entendemos mejor lo que nos quiere decir nuestro interior. Solos caminamos descalzos por la orilla del mar, en la oscuridad.
Y así, solos, aprendemos el verdadero significado de las palabras.
Pues al terminar de caminar, recostada en la fría arena observando el estrellado cielo negro, puedo reflexionar con tranquilidad. Y lo que las estrellas me dicen es que el amar no es un simple tomar de las manos. No es un beso ni un abrazo y menos un “te amo”.
El amar es sacrificio, comprensión, respeto, cariño, responsabilidad, seguridad, sinceridad. Es un tomar de manos que se explica con el compromiso. Es cuándo, dónde, cómo, por qué y con qué intensidad me besas. Es cuándo, dónde, cómo, por qué y con qué intensidad me abrazas. Es la sinceridad de tus palabras que se demuestran con acciones. Es la coherencia que hay entre ambas
Quiero quitarme los zapatos y caminar descalza. Puede ser contigo o puede ser sin ti.

martes, 4 de mayo de 2010

domingo, 25 de abril de 2010

Qué hago




Qué hago cayendo siempre en el mismo error de hablarte y recordar,
si todo lo que vivimos fue una locura.
Si todo lo que vivimos no fue real.
Qué hago aquí, hablándote,
recordando lo que me costó tanto olvidar.

Y es que no puedo quererte tanto como quiero.
Pues si me dejo llevar por éste impulso incorrecto, entraré en la locura.
Y he estado loco antes.

Qué hago para poderte olvidar de verdad.
Para retroceder el tiempo y no conocerte jamás.
Qué hago si nuestras miradas se cruzaron y no siguieron de largo.
Qué hago recordándote si estás a mil kilómetros de acá.

Y no puedo caer en la tentación de dejarme llevar por lo que siento.
No puedo regresar a estar loco de verdad.

Qué hago si en un avión te marchaste
y ni siquiera pudiste avisar.
Qué hago si te esperé tanto tiempo para que nunca
vayas a regresar.

Dime qué hacer,
cómo olvidar.
Pues para ti parece fácil
el no extrañar.

Dime qué hacer,
cómo olvidar.
Pues he estado loco antes
y no me quiero enamorar.

martes, 30 de marzo de 2010

Mientes


Con una sonrisa
simulas una realidad que no existe.

Esa misma que quieres que crea
que es real.
Tal vez tus intenciones no son las apropiadas,
pero tienes ese don de hacerme cambiar de
opinión.

Y cada vez que un rayo de ilusión se nota
en mi mirada,
dudo si es a causa de tu mentira.

Aparentas ser lo que no sientes.
Y es culpa tuya,
pues la desilusión proviene de tus palabras.

lunes, 29 de marzo de 2010

Milagro favorito


Llegaste a mi vida de la
mejor manera posible: de imprevisto.
No te esperaba
pero agradezco porque ahora estás aquí.

Apenas te vi,
me enamoré perdidamente de ti.
Y es que eres lo más bello que he
visto hasta hoy.

Mis ojos se humedecieron cuando
me dijeron que muy pronto te
tendrías que ir.

Tal vez por solo un tiempo,
Tal vez para no verte jamás.

Son 4 meses de vida, hermano.
4 meses de vida y un corazón malogrado.

Sobreviste a pesar de tu pequeño tamaño.
Pero 3 años después
un dolor en el pecho te hizo viajar hasta
la ciudad de Milán.

Y estabas tan lejos,
sin yo poder hacer nada.
Sin que pudiera estar ahí.

Lloré. Lloré como nunca antes lo había hecho.
Lloré tanto, lloré en público.

Y recé,
pues no sabía que otra cosa hacer.

Y eres mi milagro favorito, hermano.
Ahora estás aquí y me haces la
persona más feliz.

sábado, 20 de marzo de 2010

Me encantas


Todo lo que te diría si estuvieras a mi lado, mirándote a los ojos. Juntos, recostados...juntos, nada más.

Me encantan tus ojos, que expresan lo que sientes en el alma.
Me encanta tu sonrisa, que ilumina cada uno de mis días.
Me encanta tu pelo y cómo mis dedos se pierden en el.
Me encantan tus manos cuando juegan con las mías.
Me encanta tu mirada y cómo mi reflejo se pierde en esa niebla oscura.
Me encanta tu alegría.
Me encanta que siempre logres de mí una risa sincera.
Me encanta que seas tú.
Me encanta como tú eres.
Me encantan tus sueños, tus ideas, tus ilusiones, tus metas, tus esperanzas, tu forma de ver la vida.
Me encanta haberte conocido.
Me encanta tu locura.
Me encanta que tu locura se fusione con la mía.
Me encantan cada uno de todos tus besos.
Pero más me gusta caer en tus brazos, bajo tus encantos.
Porque existir es abrazarte.

sábado, 13 de marzo de 2010

Por qué


Por qué dolerá tanto
el tenerte y no tenerte.
El desearte sin límites.

Por qué la esperanza es terca
y tú no contestas.

Por qué ese masoquismo
irracional de querer lo que no puedo,
de querer lo que lastima.

De querer lo que está lejos
aunque lo sienta cerca.

martes, 23 de febrero de 2010

Expremientemos


Quiero experimentar con tus labios.
Experimentar contigo,
experimentar los dos.

Hasta encontrar los
movimientos perfectos
para el mejor beso.

Y equivocarnos en el
proceso.

Porque cometiendo errores
se aprende.
Y tú eres mi mejor error.

Quiero experimentar con tus
labios.
Experimentar contigo,
experimentar los dos.

lunes, 22 de febrero de 2010

Labios internacionales


Ayer me acordé de ti
y te quise olvidar.
Salí a caminar
pero en todas partes te
creí encontrar.

En la esquina,
en el parque,
en el cine.
En la casa de un amigo
y hasta en lugares que
nunca conocimos.

Llegó la tarde y leí
un libro, pero en
cada palabra,
en cada historia,
en cada cuento
te lograste infiltrar.

Llegó la noche y salí
a bailar.
Y fue ahí cuando, al no
poderte olvidar, en
otros labios
me quise refugiar.

Pero no funcionó.
Llegué a mi casa y comencé
a escribir sobre
cómo unos labios internacionales
no me harán olvidar
todo lo que contigo viví.

sábado, 13 de febrero de 2010

A ese extraño lugar


Me han contado de un lugar
extraño al cual quiero
escapar.

Me han contado que tú eres
el único que conoce el camino
para llegar.

Así que, cruza esa muralla y
revela el secreto que intentas
guardar.
Llévame volando hasta ese
extraño lugar
Para no regresar jamás.

Para Renzo


Una de las pocas personas
con las que puedo hablar
de cualquier tema en particular.

Y si de hablar no tenemos ganas,
unos sonidos extraños
nos harán reír sin poder parar.

Contigo es todo más fácil.
De todo te puedo decir,
todo te puedo contar.

Pues de eso se trata la amistad.
Aunque seamos estrambóticos
y difíciles de descifrar.
Aunque no seamos del todo cuerdos
y digamos cosas al azar.

Eres mi mejor amigo
y por nadie te podría
cambiar.

Te quiero.

jueves, 11 de febrero de 2010

Destino


Como si estuviera escrito en el libro del destino,
apareciste en mi vida.
Volteaste y me miraste.

Y sin saber cómo ni por qué, ya no contralaba
mi cuerpo y lentamente éste se dirigió a ti.
Algo en ti llamó mi atención.
Fueron tus ojos tal vez. Fueron tus ojos.

Fue un encuentro de desconocidos, uno
muy fugaz.
Compartimos alguns risas y luego cada uno siguió
su camino.
Pero nos volvimos a encontrar, o más bien, te
fui a buscar.

Y este libro ya lo tenía todo escrito, pues
nos juntó de una manera muy inusual.

De ahí todo se volvió un poco complicado,
todo por mi cobardía.
Y la verdad no puedo explicar por qué a veces
te trataba tan mal.

Y aunque después de tiempo te lo intenté explicar,
te di vagas excusas y creo que no entendiste igual.

Pero perdí el tiempo en tonterías ya que no sabía que
te irías a ese país que yo no conocía, a ese país
donde tu vivías.

Y aunque nos dimos un beso bajo la lluvia, no
sirvió para prolongar tu estadía.

Fue un día de Noviembre que dejamos de ser
dos completos extraños. Fue el último día de mi
vida como la conocía.

sábado, 6 de febrero de 2010

Ayer conversé con Dios


Ayer conversé con Dios y le pregunté
por qué eras tan perfecto.
Porqué esa combinación de características
lograban una de sus mejores creaciones.

Le pregunté también sobre tu cuerpo:
¿Qué molde has usado?, le sugerí que
no lo vuelva a usar.
Uno como tú, ninguno más.

Le pregunté acerca de tus ojos, tus cejas, tu pelo.
Tu nariz, tus mejillas, tu boca. Tu rostro completo.
Adiviné cuando le dije qué estaba pensando en
ese momento.
Le dije que tu risa y tu sonrisa eran el resultado de su
mejor talento.
Pero no todo fueron preguntas.

Le agradecí por tu fantasía, por tu locura y
también por la mía.
Le dije "GRACIAS" apenas vi tus manos.
Le agradecí porque existías y más porque
te conocía.

Dios no me pudo responder ninguna pregunta, pero
me dijo "DE NADA" a todo lo que por ti
agradecía.