Ayer me acordé de ti
y te quise olvidar.
Salí a caminar
pero en todas partes te
creí encontrar.
En la esquina,
en el parque,
en el cine.
En la casa de un amigo
y hasta en lugares que
nunca conocimos.
Llegó la tarde y leí
un libro, pero en
cada palabra,
en cada historia,
en cada cuento
te lograste infiltrar.
Llegó la noche y salí
a bailar.
Y fue ahí cuando, al no
poderte olvidar, en
otros labios
me quise refugiar.
Pero no funcionó.
Llegué a mi casa y comencé
a escribir sobre
cómo unos labios internacionales
no me harán olvidar
todo lo que contigo viví.
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