Era perfecta. Una noche perfecta. Después de varias noches nubladas de invierno había salido la Luna, pero no estaba sola. Una pequeña estrella la acompañaba en la extraña noche despejada.
A ella le encantaba la Luna. Había decidido salir a caminar, una noche como ésta era imposible de perdérsela. Había que disfrutar de algo tan inusual, de algo tan brillante. Un baño de luz de Luna.
Era una noche perfecta. Sola, la acompañaba solo sus pensamientos. Observando la Luna, admirándola.
Era una noche perfecta. En pasado. Ya no lo es.
El teléfono sonó de improviso. Era él. La llamaba porque habían quedado en verse horas atrás pero una vez más él cambió los planes. C ya estaba cansada, no quería ser la segunda opción de su noche. No otra vez.
“Estoy ocupada.”, mintió con descaro.
“¿Qué haces?”, preguntó con insistencia.
“Estoy caminando, la Luna decidió salir hoy.”
“Es una noche perfecta, ven”, P sabía que con frases así ella caía, volvía a ser la misma de siempre, la que aceptaba que la tratara como segunda opción de su noche. Pero no resultó como P pensaba. C había cambiado mucho en la última semana, desde que todos los conflictos innecesarios con P comenzaron.
“Era una noche perfecta”, dijo C, más decidida que nunca. Quería olvidarlo, alejarlo. No quería volver a saber de su existencia. No quería saber más de sus iniciales acompañadas por las estrellas.
C sabe que su nueva actitud no duraría mucho. Sabe que llegando a casa todo lo dicho, todo lo reflexionado, todas las nuevas teorías pensadas, todo se iría a la basura. Lo olvidaría todo. Lo recordaría a él.
C estaba decidida en sacar a P de su mente. Pero lo que C ignoraba es que sacarlo de su mente no era lo mismo a sacarlo de su corazón. Como era de esperarse, llegó a su casa y su decisión duró 5 minutos.
“Me estoy desquitando contigo, todo anda mal conmigo. Lo siento, no es excusa, no es tu culpa”, le escribió entre lágrimas.
La C de siempre había regresado.
¿Qué pudo hacerla cambiar de opinión? ¿Qué pasó por su mente para que, de lo decidida que estaba cambiara repentinamente a la inseguridad de sentirse abandonada, sabiendo la desilusión que le había causado por la decepción?
El amor es bipolar.

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