miércoles, 9 de abril de 2025

Te amo


Te amo
Como se ama poco.
De esa forma donde no soy ni eres.

Te amo
Como la necesidad misma
Que te obliga a brillar.
Te amo
Como no puedo amar
A otro.
Como no sé amar de
Otra forma.

Como no sé amar
A nadie más.

lunes, 21 de octubre de 2019

Pesadillas

Cada vez que duermo boca arriba, 
tengo una pesadilla. 

Por ejemplo, 
la otra noche soñé que me peleaba con mi padre. 

Nos encontrábamos sentados en la mesa junto a mi hermano y mi madre; ambos me juzgaban por la actitud que había tenido hacia él. Mi padre, ofendido, miraba hacia el horizonte buscando la fuerza necesaria para aguantar el dolor frente a mi actitud, fingiendo duramente que mis palabras no le afectaban. Yo, vulnerada por las miradas cortantes de mi familia y desentendida totalmente de la situación, miraba perpleja la imagen que comenzaba a dibujarse frente a mi. Huí, pues es lo mejor que sé hacer. No me sentía cómoda frente a la energía que cada ser de la mesa emanaba en contra mía luego de haber dicho: "Toma el cuchillo, córtatelo tú mismo." Refiriéndome al pan que mi padre tenía frente a él. 

¿Quién iba a imaginar que aquellas palabras ocasionarían semejante escenario? 

Ingresé al edificio y subí al ascensor. Presioné el botón que me dirigía hacia el último piso. Mientras ascendía hacia al que pareciera ser mi departamento, notaba que las paredes eran transparentes y podía observar cada piso. Reconocía algunas habitaciones, oficinas y situaciones de sueños pasados que alguna noche hubiera tenido y que hoy ya no recuerdo. 
Al pasar el sexto piso, la imagen de una persona apareció sobre la puerta, quien rápidamente (teniendo en cuenta la velocidad en la cual se mueve un ascensor) se arrastraba hacia mi en cuatro patas. Sin haber podido llegar a reconocer quién o qué era, desperté en mi cama de un sobresalto. Mi corazón latía como si por primera vez hubiéramos cruzado miradas. 

Habían pasado tan solo veinte minutos desde que había cerrado los ojos aquella noche. Y es que cada vez que duermo boca arriba, tengo pesadillas. 


13 de Noviembre 2018 - 10:06pm

lunes, 3 de agosto de 2015

Sueños

Me encanta cuando duermes a mi lado.
Ese perfecto momento cuando tus ojos se van cerrando
y ese muro inquebrantable que vestías,
se quebranta.

Y tus brazos contornean mi torso
en un abrazo interminable;
y tus dedos reconocen mi cuerpo;
y un beso.

Un beso que nos lleva al inicio (de todo),
que nos enamora de nuevo.
Que no complica nada.

Y ese perfecto momento cuando tus ojos se van cerrando,
es eterno.

Me encanta cuando los días se convierten
en noche
y cinco minutos más.

lunes, 5 de enero de 2015

Diario 2014

Lunes 17 de Febrero

(12:34a.m.) Lágrima escondida detrás de mi cavidad ocular, solo esperas el momento de caer en libertad. Lágrima reprimida por el deseo de no llorar, solo eres evidencia de vulnerabilidad. Lágrima mía, oculta por voluntad. Lágrima tuya, derramada para dejar el pasado atrás.

(Hay un dolor en el fondo de mi pecho, el cual no puedo expresar con libertad. Son las injusticias de los más cercanos, la hipocresía y la falta de humildad. Solo espero que no me afecte como antes, liberarme de a pocos y dejar todo atrás.)

Martes 18 de Febrero
(12:21a.m.) Sin esfuerzo alguno se encuentra la felicidad. No se fuerza, no se obliga; no se piensa ni se maquina. Cerrar y abrir los ojos, encontrarla en tu sonrisa.

Domingo 23 de Febrero
(10:16p.m.) Debilidades que se asientan cada vez que estás lejos. Debilidades que dominan el cuerpo. Debilidades que se escapan y se transforman en un mensaje de texto.

Martes 04 de Marzo
(10:55p.m.) Soñar. Sentir las yemas de tus dedos rozar mi piel.

Lunes 17 de Marzo
(11:45p.m.) Cuidar todas tus mañanas. Un buenos días, todos los días. Permanecer indefinidamente en tu memoria.

Lunes 17 de Marzo
(11:48p.m.) Conservar lo valioso del significado de las palabras. No repetirlas al antojo ni mal usarlas. Experimentar el momento justo cuando se pronuncian, la verdadera realidad.

Miércoles 2 de Abril
(12:31a.m.) Perder la razón por un momento, dejarse llevar. Bajar los muros construidos, alejarse del abismo. Tomarte de la mano y comenzar a soñar.

Lunes 7 de Abril
(11:48p.m.) El dolor se acumula en el pecho como un grito enmudecido. Trata de desgarrarme desde dentro, de romper por fin en un aullido. Quiero gritar tan fuerte mis lágrimas, tan fuerte y solo encuentro silencio.
(callar)

Lunes 21 de Abril
(12:00a.m.) Las palabras que contornean tus labios en continuos movimientos hacen mis rodillas temblar. Hablan de amor, esperanza y libertad. Sigue articulando palabras que hacen mi mente explotar.

Sábado 17 de Mayo
(12:08a.m.) La agonía de mi cuerpo inerte sobre las sábanas de tu cama. Derramo lágrimas calladas, lágrimas que solo existen en la funda de tu almohada.

Exageraciones de mis propias exageraciones.

Lunes 26 de Mayo
(04:07a.m.) Extender las alas no te hace libre.

Lunes 26 de Mayo
(04:13a.m.) Intento ahuyentar mis propios pensamientos, la propia confusión que me he impuesto. Mi cuerpo se carcome desde dentro dejando quien soy a un lado, dejando que mis rencores me devoren hasta que desaparezca por completo.

Domingo 08 de Junio
(10:31p.m.) Cierro los ojos con tal de escapar.

Lunes 04 de Agosto
(1:50 a.m.) Una de las más grandes tristezas se ha llevado a cabo esta noche. Una de aquellas que no se esperan, que son sorpresa. Que en lugar de traer alegría solo traen consigo una lágrima caída.

Lunes 18 de Octubre
(2:53 p.m.) Sé que si fuera por ti todo sería diferente. Sé que si fuera por mí, nada de esto hubiera pasado. Si fuera por los dos, esta historia nunca hubiera terminado.
(Hasta pronto.)

lunes, 13 de enero de 2014

Historia de una lágrima reservada


Cuando el cuerpo reacciona
a la tristeza,
cuando los ojos se comienzan a humedecer.
Cuando pierdes la visión de las cosas
y sientas que estás
a punto de caer.

Cuando tus manos tiemblen y
cubran tu rostro,
cuando el nudo en tu garganta
esté a punto de salir.
Cuando las fuerzas se agoten
y comiences a ceder.

Es ahí cuando una lágrima
debería caer,
Y aunque la tristeza siga siendo dueña,
esa misma lágrima se reserva
su derecho de aparecer.

jueves, 25 de octubre de 2012

Puedo perderme dos cinco
cien veces,
infinitas veces en tu mirada.

Permanecer en silencio.
Conversar entre besos.

Deja que mis labios te cuenten
mi último sueño,
que mi alegría invada tus
mañanas.

Que tus brazos rodeen mi cuerpo
en un abrazo eterno.


Puedo perderme dos cinco
cien veces,
infinitas veces en tu mirada.

Después de un año
se siente como en casa.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Tristeza

Hoy la sonrisa se niega dibujarse
y cae deprimida por los lados.
No se sabe porqué los ojos no le brillan
más. Será la nostalgia,
                                    la duda.
                 La confusión,
                                    la mentira.

Una tristeza que no se olvida. Prolongada
y pausada, que poco a poco te
de
      rrum
               ba.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Silencio


Hemos hecho el mutuo acuerdo
de no decirnos nada.
De comunicarnos solo
mediante la mirada.

Tus dedos se posan en mi rostro
y acarician mi cabello.
Me dicen en silencio todo lo que
a las palabras le falta.

Mis manos que se deslizan
con ternura y miedo,
dicen todo lo que mis labios callan.

Un beso en silencio.
En silencio, un beso.

Es la comodidad
de la confianza.

martes, 12 de julio de 2011

Palabras


Tu boca entreabierta
robándose mis últimos suspiros.

Y cómo quisiera que
tus labios terminaran las palabras
que aparecen en tu mente.

Cómo quisiera que tus ojos
me miraran de frente.

Cómo quisiera...

Que tu boca entreabierta
no llegara a pronunciar
palabras que mienten.

lunes, 16 de mayo de 2011


Enredarme palabra por palabra, letra por letra.
Mi lengua no le encuentra orden a tu nombre.

No tener idea de la existencia de mi ser.
Extrañar en exceso mi otra mitad.

Perderme entre sombras de tu recuerdo.
Encontrarme en el descontrol de tu pelo.

Desear de noche lo prohibido.
Y en un sueño cumplirlo.

Mis labios reclaman labios.
Tus labios reclaman los míos.

No hay unión coherente que no termine.
Ni separación sin reencuentro.

Soñar con los ojos abiertos.

Esperar un abrazo roto que se confunda
con mi último suspiro.


martes, 29 de marzo de 2011

(



La soledad que aísla mi cuerpo,
la mentira que engaña.
Una depresión sin motivos
ni explicación.

La locura que ahora es dueña,
la incertidumbre de mi ser.
Una angustia sin calma,
una lágrima a punto de caer.

Una mente en blanco,
un sufrimiento a solas.

Es impredecible cuando los sentimientos
conquistan y las
(razones)
(acciones)
dejan de valer.

sábado, 5 de marzo de 2011

Es triste



cuando las hojas secas 
pierden su color marchito

y solo quedan los pedazos de lo
que alguna vez 

fueron

pisadas por un niño.

sábado, 26 de febrero de 2011

Círculo vicioso



Si pudieras presenciar cuando
tus palabras luchan con mis demonios,
y pierdo.

Quedo sumida en una oscuridad tan
inmensa que soy incapaz de salir
de ahí.

Quedo herida y perdida.
Sola y vacía.

Y no hay consuelo más grande
que tus mismas palabras.

Es un círculo vicioso en el
que estamos viviendo.

viernes, 11 de febrero de 2011

Historia de la lágrima que nunca cayó




En noches como esta,
una lágrima intenta deslizarse sobre mi rostro.
Quiere saber lo que es sentirse 
lágrima derramada.

En noches como esta,
intento ser fuerte y ocultar el dolor que existe en mi alma.
La soledad que engaña a mi destino.
La soledad que acompaña a esa lágrima al ver sus
compañeras caer siempre hacia la nada.

En noches como esta,
convence a mis ojos a acompañarla.
Y entre las dos comienzan a humedecer mi mirada.

Es fiel a su único destino:
Nacer y morir
sobre mi piel.

domingo, 6 de febrero de 2011

Andando sin andar




Ando perdida entre recuerdos y nostalgias.
Ando fuera de esta realidad.
Ando cegada
y muda
y sorda.

Ando sin andar.

Ando quieta
y la mirada fija
sobre el mismo lugar.

Ando sin sentido.
Olvidadiza
y  recordadiza.

Ando sola y
perdida

entre nostalgias y recuerdos.

viernes, 14 de enero de 2011

You know I'm no good



No hay que perder el encanto de conocernos más.
Quedémonos con la primera impresión de no saber
quién
somos
en realidad.

viernes, 7 de enero de 2011

Wrong



Caminamos por la vida siendo torpes en nuestras decisiones. Solemos arrepentirnos de lo vivido, queremos regresar al pasado y cambiar lo dicho o lo hecho. Nos decepcionamos de nuestras reacciones, de lo que sentimos, de lo que dijimos o de lo que callamos.
¿Por qué?
Las mejores historias o anécdotas, las mejores novelas, cuentos y películas nacen de una vida que ha sido totalmente vivida.
Equivócate, comete errores, prueba cosas nuevas. Diviértete y ten muchas aventuras. Ríe, llora y grita en cada una de ellas. Sabemos que volverás a reír, llorar y gritar cada vez que las cuentes.
Falla. Cáete, levántate y vuelve a intentar.
Por más cliché que pueda sonar: la vida es solo una y es muy corta. Equivócate todo lo que puedas.

jueves, 6 de enero de 2011

Laberinto


Foto: Fito Espinoza

Ella estaba recostada sobre su pecho.

                “Te quiero, ¿sabes?”

Él le dio un beso a lo más cercano de su frente.

                “Yo también te quiero”, le contestó.

Ella levantó la cabeza y subió hasta que sus ojos se encontraron directamente con los de él. Sonrió.


Antes ella no hubiera tenido la valentía de poder mirarlo a los ojos. Tenía miedo de perderse en los ojos de otro, verse vulnerable frente a él y enamorarse.

Había pasado por varias decepciones que fueron construyendo altas murallas a su alrededor, creando un laberinto del cual era casi imposible de escapar. Ella, en el medio, solo conocía su soledad.
Sabía que existía solo un camino para llegar hasta ella, pero no sabía cuál era. Hasta ese momento nadie se había atrevido antes a aventurarse en su rescate.

Nadie, hasta esa noche, había logrado lo que él logró. El único que decidió correr el riego de lo inesperado y decidió buscarla sabiendo que tal vez nunca podría salir de ese laberinto.

Y ahora ella se encontraba venciendo su miedo. Ahora miraba directamente los ojos del único que hasta hoy ha sido capaz de perderse en sus ojos.


                “Valió la pena esperar-te”, le dijo.

Y ambos se perdieron en los labios del otro.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Antes



Antes, cada vez que escuchaba su nombre volar por las ondas del sonido hasta llegar a sus oídos, volteaba lenta y pausadamente. En esos segundos que demoraba en voltear, esperaba que la persona que la llamaba se acercara a ella. Le gustaba mirar directamente a la persona al hablar, adivinar lo que los ojos decían cuando las palabras callaban. Creo que nadie fue nunca capaz de mentirle, no a esos ojos.

Antes, su pelo se movía al ritmo del viento. Pero no de una manera desordenada y sin armonía, sino con esa rebeldía de las puntas no queriendo seguir al resto del largo de su pelo. Solía andar con cola, aunque la tuviera por poco tiempo pues se la soltaba al instante. A veces pensaba que era un plan que ella tenía para robarle el corazón a aquellos despistados por su hermosura, a aquellos que esperaban para contemplar cómo cada uno de todos sus pelos se liberaban.

Antes, cuando sonreía, sus ojos brillaban más que el Sol, más que la Luna en una noche completamente despejada. Brillaban más que las luces de todas las estrellas juntas y cegaba a quien no estuviera acostumbrado a tal intensidad de luz. A su lado, todos los días parecían verano. Es por eso que creo que paraba rodeada de muchas personas y cada una de ellas compitiendo por quién la hacía sonreír más. Recuerdo que una vez fui yo quien ganó.

Antes, su risa era reconocida por todo quien la conociera. Esa perfecta combinación de notas que comprendían la melodía de su risa, era inconfundible. Sabías que habías llegado al lugar correcto con tan solo escucharla reír. Lo sabías y lo confundías con el cielo. Creo que jamás aprendí tantos chistes y bromas en mi vida, todos saben con qué fin.

Estaba enamorado de ella.

Antes, ella estuvo entre mis brazos mientras dormíamos.

Antes, ella estuvo entre mis brazos mientras se desangraba luchando por su vida.

Ahora…

Ahora, ella ya no está conmigo.

Walking around



Es un nuevo día y ella recién cierra los ojos. El sol la obliga a cerrarlos. “Tienes que dormir”, le dice a través de su pequeña ventana. Los rayos de luz han entrado a la habitación iluminándola por completo y ella solo piensa en dormir. No es que tenga sueño, pero no puede imaginar que haya pasado toda la noche despierta pensando en eso. Tiene qué dormir.

Dos horas después se levanta. Dormir ha dejado de ser una opción. Eso ha llegado a invadir su sueño y lo ha convertido en pesadilla. ¿Qué hacer ahora para no pensar en algo así?

Pide consejos:
Sal a caminar.
- Anda al cine.
-  Escribe.
-Toma algo.

“Ése. Ése último es el consejo indicado.” Se había quedado dormida con la ropa puesta así que no necesitó cambiarse para salir. Caminó pocos pasos hasta llegar a la licorería que quedaba en la esquina de su calle. “Dame un pisco, hoy me siento peruana”, le dijo al encargado. En seguida lo guardó en su bolso. Éste solo contenía un vaso pequeño que había cogido antes de salir, sus llaves, su celular y un monedero que casi no usaba.

No sabía exactamente hacia dónde ir. Afuera de la licorería, abrió la botella, sacó el vaso y se sirvió un poco. Se lo tomó de golpe y decidió caminar sin rumbo.

Ella creía un poco en las casualidades, en las señales y el destino. “Cuando uno no busca, encuentra”, pensó.

Caminó por la larga avenida hasta que se dio cuenta que estaba yendo de frente. Así iba a saber exactamente en dónde iba a terminar. Dobló a la izquierda y se metió en el laberinto de callecitas del distrito. De frente, izquierda y luego derecha unas tres cuadras e izquierda otra vez.

Mientras caminaba iba tomando el pisco que había comprado. Paraba, se servía y se lo tomaba. Después de varias cuadras, este procedimiento se volvió muy tonto y agotador. Decidió aplicar la ley del mínimo esfuerzo y tomar del pico de la botella.

Caminar y tomar, emborracharse en movimiento. Aquella acción la ayudaría a olvidarse de eso, aunque sabía que ésa no era la forma adecuada de hacerlo. Pero no le importaba, puedo decir con seguridad que ya no le importaba nada. Ni eso ni ninguna otra cosa más, nada.

“Olvidar, es el fin de este día”, le dijo a la persona que pasaba a su lado. Era un hombre solitario, se le notaba en los ojos. Había dado un pequeño salto al escuchar a la extraña hablarle, un sobresalto producto de la sorpresa y el olor a licor que desprendía la desequilibrada joven. Siguió de largo, él sí sabía a dónde iba.

Ella se río. Creo que en ese estado cualquiera comienza a reírse solo. No sé que habrá estado pensando, sus pensamientos se volvieron confusos y borrosos luego de beberse casi más de la mitad de la botella.

Estaba perdida, pero ella no lo sabía. Seguía caminando esperando llegar a algún lugar o encontrarse con alguna persona. El destino siempre fue tan cruel con ella. Siempre esperaba y el destino no le traía nada. Sólo eso y hubiera preferido no recibirlo nunca.

Ha dejado de reírse, creo que ahora está un poco molesta o se ha dado cuenta que no tiene idea de dónde está. Levanta la mano y pide un taxi. Le dice que la lleve a Miraflores. “Al puente Villena, por favor”. Le entregó un billete de 50 y el taxista ni se cuestiona el destino.

Las luces que pasaban a gran velocidad por su ventana formaban imágenes que la llegaron a marear. “Pare”, le dijo al conductor. “¡PARE!”, gritó. De un golpe abrió la puerta y sacó la cabeza mirando hacia el sucio suelo. Ella lo ensució aún más, dejando allí lo poco que había comido durante el día. Cerró la puerta, se limpió la boca y continuaron el camino.

Cuando llegaron, ella le agradeció al taxista por la cortesía. “Gracias por no ser un asesino-violador”, le dijo cerrando la puerta detrás de ella. El sol ya empezaba a ocultarse, verlo desde allí era casi increíble. Pero ella no observaba el atardecer, miraba los carros pasar por debajo del puente, tan rápidos.

Levantó la mirada, llegó a ver el último segundo naranja en el horizonte antes de dar media vuelta y caminar por el malecón. Pasó por el Parque del Amor y aceleró el paso. El mismo nombre hacía que odiará aún más ese parque.
Al cruzarlo, su ritmo volvió a la normalidad.

La botella de pisco ya se había terminado y la había botado en uno de esos tachos que se parecían al personaje de La Guerra de las Galaxias. Le había provocado un vino, con la brisa del mar siempre llegaban esta clase de antojos. La nostalgia.

Eso se comienza a insinuar en su memoria.

Lo único que recordaba a esa hora era el vino que solía tomar en el malecón años atrás. Malas costumbres de escaparse de su casa en la madrugada para encontrarse con él, que la esperaba con la misma botella en la mano en el parque de siempre.

Mientras se acercaba al sitio donde solían sentarse, todo comenzó a darle vueltas. Cayó sobre el pasto húmedo y una fría oscuridad la envolvió.

No sabe cuánto tiempo pasó hasta que volvió a abrir los ojos. Estaba echada, envuelta entre sus sábanas y con la misma ropa del día anterior. Su bolso estaba tirado a los pies de la cama. No tenía idea de cómo llegó hasta allí. No recuerda nada.

Piensa que tal vez fue un sueño, pero… Levantó la mirada hacia su escritorio y vio una botella de vino, la etiqueta le resultaba tan conocida pero no sabía de dónde.

¿Habría estado ahí él, en el mismo lugar de siempre, esperando? Parecía algo imposible, hacía tiempo que él se había marchado lejos. Hace tiempo que él ya no estaba aquí.

Era algo imposible y no lo creía, bajo ningún motivo, cierto. Aunque no llegaba a comprender o recordar del todo lo que había sucedido el día anterior, se levantó de la cama con decisión.

“Parece que llegué a encontrar algo sin buscarlo”, dijo. Y se terminó lo que quedaba de la botella de un solo trago.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Fuera




Ahora te siento más lejos
Como cuando la punta de tu pelo
extraña la punta de mis pies.

Estoy cansada de no estar contigo




No me gusta el café, pero no sé por qué razón siempre voy a la cafetería a dos cuadras de mi casa. Empecé a ir porque necesitaba un lugar tranquilo donde trabajar. Llevaba mis papeles y la computadora; compraba un jugo y algo para comer, pero nunca café. Es un poco ilógico que mi aborrecimiento por éste se vuelva después en mi ilusión.

Fue un día cualquiera, un día que yo me encontraba ahí como siempre. Era un jueves. Concentrada en terminar la presentación de un trabajo, solo le había prestado atención a la pantalla de mi computadora. Tenía una fecha límite y faltaba mucho por hacer. Fue en ese momento, de tensión y confusión, que tu reflejo apareció en mi pantalla. Todas mis preocupaciones parecieron desaparecer.

Te habías sentado atrás mío. Con tu vaso de café en una mano y mi libro favorito en la otra. Si es que algunos piensan que el amor a primera vista no existe, es porque nunca te vieron, no de esa forma.

Me quise concentrar de nuevo en mi trabajo, pero fue en vano. Habías capturado mi total atención. Mis pensamientos parecieron disolverse en tu reflejo. Tu pelo desordenado, tus ojos perdidos, tus labios. Tus dedos al pasar las páginas del libro, tu mano acercando el vaso hacia tu boca, cómo tomabas el café y cómo en tu cuello se notaba la trayectoria. Y cómo de la nada levantaste la mirada y tus ojos se quedaron viendo directamente a mi pantalla, directamente a mí.

Reí, pues no sabía que otra cosa hacer. Me habías descubierto contemplándote, admirándote, - me arriesgaré y diré también-  enamorándome. Tú sonreíste  y continuamos cada uno con lo suyo. Tú con tu lectura, yo con mi trabajo; aunque era casi imposible.

Al no poderme concentrar, decidí que lo mejor sería acercarme a saludar. Es algo que no suelo hacer, pero… ¿Nunca has conocido a alguien que te quita el aliento, que te invade en los sueños?
Con la excusa más típica empecé la conversación.

-          ¿Tienes encendedor?
-          No, lo siento. No fumo.
-          Bueno,  no importa…  ¿Mario Bendetti?
-          Sí, La Tregua,  me encanta.
-          A mí también– y una sonrisa se dibujó en ambos rostros.

Me invitó a sentarme y acepté. Conversamos un largo rato y encontramos muchas cosas en común. El libro, la música, el arte, el cine… Perdí la noción del tiempo y recordé que aún tenía trabajo por terminar. Le agradecí por la conversación y me disculpé pues, lamentablemente, me tenía que ir. Me preguntó:
-          ¿Te puedo llamar un día de estos?

Le respondí escribiendo en un pedazo de papel mi número con mi nombre, alcanzándoselo con una sonrisa y él recibiéndola con otra.

No pasaron más de 2 días cuando recibí su llamada y una invitación para salir. Mientras sentía como toda la alegría invadía mi cuerpo, un recuerdo irrumpió mi mente. Me senté y me pregunté si salir con éste chico, “el chico de mis sueños”, era lo más correcto por hacer. Ser infiel y salir con él. Ser desleal y salir con él.
Como si adivinara lo que ocurría dentro de mi mente, recibí la llamada de quién ocupaba mis pensamientos en ése preciso momento. No el “chico de mis sueños”, recibí la llamada del “chico de mi realidad”. Me sorprendí pues no sueles llamar a esa hora.

Llamabas para preguntar cómo estaba, sentías que algo andaba mal. Sentías que había decidido no esperar. Te conté lo que había pasado, de todo lo que hablé con el chico de la cafetería y que íbamos a salir. No podías creerlo y las últimas cinco palabras que lograste decir retumbaron dentro de mí el resto de la noche.
-          Un sin sabor nada más.

Un sin sabor.

Muchas veces nos confundimos con la ilusión. Muchas veces nos dejamos llevar por esos impulsos incorrectos. Por las noches me sigues haciendo falta. Sé que estás lejos, que me extrañas como te extraño yo.
Y es que realmente, estoy cansada de no estar contigo.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Moon



La noche es tan diferente a la mañana, aunque solo existan pocas horas de diferencia. Esta noche no he sido capaz de devolverle la sonrisa a la Luna.

lunes, 25 de octubre de 2010

Tengo sueño

Pero no quiero soñar contigo. 


Continúo buscando la verdad en tus palabras, pero
solo encuentro pesadillas de madrugada.
Y aún quedan noches enteras para descubrirte.

Aún quedan noches enteras.

Creía ser fuerte



No hay forma de vencer la inexplicable necesidad de tenerte, y no.

¿?





No entiendo por qué mis rodillas tiemblan, si no hace frío ni estás cerca.

sábado, 9 de octubre de 2010

*





Parece que cada vez que la tristeza es dueña de mi piel, tus brazos se esconden detrás de tu espalda. Necesito un abrazo y tú no puedes dármelo.

Hace tiempo que mis sueños dejaron de ser tuyos. Es hora de que mis manos, mi cuello, mis labios también dejen de serlo.

Imaginando posibles escenarios



...en mi mente donde apareces y estás, por fin, cerca de mí. Imaginando que tus palabras son mucha más que eso. Imaginando que lo que dices, lo dices en serio. Imaginando, pues imaginar no cuesta nada. Imaginando pues es tan solo un sueño.


Despierta.

Quiero



...la perfecta combinación de imperfecciones que posees.

martes, 5 de octubre de 2010

Ya no lo necesito


A las 4:00am, ella caminaba sola por una calle un tanto peligrosa. Se miraba las manos, decepcionada. No había nadie que a esa hora quisiera entrelazar sus dedos con los de ella,
desde el pulgar hasta el meñique.

No quería regresar la mirada hacia donde él se había quedado. Entre vasos y copas llenas de alcohol, entre besos y abrazos de despedidas.

Caminaba sola y no volteaba la mirada para ver si él había reaccionado y había salido corriendo a buscarla.

“Muy bueno para ser cierto.”, se decía mientras las lágrimas seguían  su ya conocido recorrido cuesta abajo.

Tambaleaba un poco, perdía el equilibrio por momentos. A esa hora el alcohol ya era dueño de todo su cuerpo. Es claro que ella tampoco pensaba claramente en lo que hacía, pero la cólera de la decepción le  ganaba a la cordura.

Caminaba sola, mantenía la mirada al frente por más que quisiera voltear. Sabía que ya era tarde, muy tarde como para que él se arrepintiera de haberla dejado ir.

Las lágrimas nublaban su vista, pero era incapaz de levantar sus solitarias manos en busca de claridad. Cualquier movimiento era una tentación a ver lo que sucedía a sus espaldas.

Mientras caminaba trataba de recordar cómo había llegado a estar en esa situación. Cómo se había dejado llevar de esa forma hasta llegar al punto de no reconocerse a sí misma.

Sola, caminando y con la mirada al frente tomó la decisión más importante de todo ese día.

“Ya no lo necesito.”

Y sonrió. 

Por fin las alas de libertad se abrieron y dolió un poco por la falta de costumbre que tenía al volar, pero vale la pena superar-lo.